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lunes, 10 de abril de 2023

EL GRAN SIMULADOR

Lindo día fue el sábado de Pascuas como para disfrutar de una actividad al aire libre. Soleado, fresco hasta que el sol se presentó a pleno a media mañana, el ámbito de la plaza José Martí fue el ideal para la disputa de la segunda fecha del Campeonato.
Hubo una previa en la semana, el “llanto” desconsolado del ex campeón Mossato porque tenía el auto en el taller y no iba a poder llegar hasta el lugar elegido. Parece que por la zona donde vive, no hay colectivos, remise o aplicaciones para utilizar por una única vez como medio de transporte. Tanta fue la lágrima derramada que hizo “picar” a una ex gran persona como Eduardo Ruquet, que se ofreció ir a buscarlo… y lo hizo, ganándose una amplía repulsa de todos los presentes y ausentes.


La convocatoria no fue nutrida, quince pilotos se hicieron presente a la hora de la verdad. El fin de semana largo, alguna complicación particular y, sobre todo, el miedo a salir de la zona de confort de algunos por la superficie utilizada, provocaron la merma de concurrencia. Pero nunca hay que perder de vista que la calidad es más importante que la cantidad a la hora del balance, y esa calidad hizo que se produjera una competencia con muchas alternativas.
El circuito se presentaba con el piso bastante áspero, tal como lo era en el lugar que albergó el renacimiento de este juego hacia mediados de los 2000, el parque Rivadavia, sin largas rectas y con zonas que permitían tomar alguna ventaja si se quedaba bien posicionado. La incertidumbre era alimentada por la pendiente del circuito, cuesta arriba en la recta de largada, para comenzar un descenso en todo el opuesto. La falta de fuerza o un exceso de la misma, podía estropear todo el esfuerzo realizado hasta ese momento.

A las 9 en punto, comenzó la sesión de clasificación. A partir de ese instante, se vio cuáles eran los bólidos que mejor se adaptaban a las particularidades del circuito, y para aquellos que no, se tomó nota para una futura puesta a punto. El lugar de privilegio fue obtenido por el simpatizante de los forzosos de Boedo, Hugo Cella, seguido por el gran simulador, Mossato. Los acompañaba en la primera fila, el actual campeón, Marcelo Mastrella, mientras que la fila siguiente era ocupada por Raúl Campero, Marcelo Lauria y Chugo Toaldo.
Cuando los autos salieron de boxes a llenar la grilla de partida, se terminaron las especulaciones, los carteles de 5, 3 y un minuto se sucedieron casi como un halo misterioso que acercaba la hora señalada y una vez que se apagó la última luz roja, el verde semáforo habilitó al pelotón a buscar su destino final.
Enseguida, desde el cajón del cuarto lugar, Raúl y su rendidora Dodge tomaron la punta, con la intención de mantenerse en los puestos de vanguardia del campeonato. Lo seguían el actual campeón y el objetado de la fecha, Ruquet, con sendos Ford. Pepino de Luca y Hugo estaban expectantes, detrás del lote puntero. Rápidamente, comenzó un mano a mano entre Raúl y Marcelo, que duraría toda la carrera. En esa primera vuelta, los dos tomaron una luz de distancia del resto. El segundo pelotón variaba de tiro a tiro, Hugo, Eduardo, Chugo, Pepino, Nico Bolotnikoff y Mossato no se daban respiro. Era evidente que tenían los autos que mejor se acomodaban al piso, aunque Fermin Bolotnikoff y Gustavo Alen tenía dos Chevys que eran lo más parecido a un misil. Esa característica les jugaría alguna mala pasada. Adrian Gabriele y Walter Doria tuvieron que cambiar de auto ya que los propios se mostraron incompatibles al trazado. Rulo Garcia, de esa forma, puso tres autos en pista.
En esta ocasión, nadie pudo hacer la carrera perfecta. Se produjeron deslices que hicieron del trámite de la  competencia, una incertidumbre. En la segunda vuelta, la lucha por la vanguardia fue entre Marcelo, Raúl y Mossato, aunque el punto extra volvió a ser del campeón. Se medían, se controlaban, medían los tiros pero no aflojaban.
El primero en sufrir los avatares de la pista fue Mastrella, dejando la disputa por el primer escalón del podio entre la Dodge y la Chevy. Una pasada de largo de Raúl cuando transitaba el curvón del fondo con la meta a la vista, sirvió en bandeja el primer lugar al gran simulador, que volvió al triunfo, a pesar de un comienzo no muy auspicioso. El segundo escalón del podio fue para Raúl y el tercero, para Marcelo, siendo este terceto el que se perfila para ser gran animador del año.
Detrás, Chugo se afirmó en el cuarto lugar, mientras que Hugo llegó a los escapes del Toro, redondeando una muy buena labor. El ex señor que corre con el Ford N° 94 ocupó el sexto lugar y Pepino fue séptimo espantando mosquitos.
En conclusión, nadie se llevó el auto en una bolsa, nadie se llevó una rueda descalzada y se disputó  una competencia muy entretenida y cambiante. Además, como se hizo costumbre, el clima de camaradería es el activo más logrado. En un mes, los F1 salen a la pista, veremos si al terceto más mentado lo pueden desbancar.

1 comentarios:

Excelente crónica!!!! Felicitaciones Marce!!!!!!!!!!!!

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