SUERTE DE CAMPEON, CAMPEON SIN SUERTE

Hay veces que la lógica mira para otro lado, nos confunde, nos lleva a pensar que no existe. Se puede hacer todo bien, ser cuidadoso y no conseguir el resultado merecido. Algo de esto ocurrió en una nueva fecha del campeonato de APAMACO. A veces, la suerte favorece a quien espera su turno, que a veces no llega, pero si ocupás el lugar indicado, en el momento justo, hay que estar preparado para tomar todo.

 

Sábado frío que con el correr de la jornada, se acentúo, con la aparición del viento que cruzaba el circuito de la Velocidad de Parque Chacabuco e invitaba a no sacarse el abrigo. Fueron veinte las almas que dejaron el calor del hogar para homenajear a nuestro gran amigo Luis Tebes, que nos mira desde otro plano. En la previa, con el aporte de Rulo García y Hugo Cella, hubo tortas fritas y budines para amenizar la jornada. Te preguntarás cómo lo acompañaban, con café aportado por APAMACO, de la mano del falsificador Mossato. Antes que una competencia, cada fecha es una reunión de amigos, fin último que justifica el madrugón del fin de semana.
A las 9 en punto, comenzó la actividad en pista, con la salida de los pilotos a clasificar. En esta fase, el que se alzó con el mejor lugar de la grilla, fue David Lazar con la Chevy salida de la factoría de HF. Su ladero en la primera fila fue Raúl Campero, con una Dodge de similar origen. La segunda fue ocupada por el Tano Marcollli, con Torino, y Carlos “Flavio Mendoza” García con el novedoso Valiant, replica del utilizado por Carlos “El Alemán” Löeffel a principios de los setenta. De los más encumbrados en el campeonato hasta ese momento, el mejor ubicado era Hugo Cella en el séptimo lugar.

El circuito utilizado era más bien corto y sencillo, con solo una recta de mediana longitud, que tenía sobre el final un pequeño puente, acceso a un amplio curvón. Este llevaba a dos rectas unidas en un ángulo casi recto que terminaban en una rampa. Superado ese obstáculo, otro curvón hacía de entrada a la recta principal. Como detalle importante, el puente y la rampa, podían no ser transitados, ya que ocupaban solo media pista, el piloto podía elegir por donde circular.
Conformar la grilla y dar la orden de largada fue tan ordenado que se adelantó el inicio de la competencia en quince minutos. Tantos años de prédica dieron su fruto. Una vez los pilotos encendieron sus motores y salieron al unísono a buscar la victoria, la verdadera acción se puso en marcha.

El poleman Lazar fue la primera víctima de sus deseos y dejó paso a una buena cantidad de competidores que lo dejaron a sus espaldas. Al inicio, Hugo fue el que detentó el primer lugar, acosado por Nico Bolotnikoff, el estafador Mossato y el campeón Mastrella. Eduardo Ruquet, Walter Doria, Jorge “Kuksa” Bibbo y Adrián Gabriele los seguían sin perderles pisada. La primera vuelta es, generalmente, la que marca la tónica del desarrollo de la carrera aunque, esta vez, el final desmentiría esta premisa.
De los punteros del campeonato, el primero en bajarse de la pelea fue Hugo, algo incómodo con su bólido, que no le permitió concentrarse al ciento por ciento en el desarrollo de su carrera. En la punta, Mastrella luchaba palmo a palmo con Walter, con Mossato, con Adrián pero en los dos primeros pasos por la meta, la punta tenía su nombre. Desde atrás, Chugo Toaldo y Jorge “Genio” Traverso, avanzaban sin prisa y sin pausa, llegando a disputar las posiciones de privilegio, acechando a los punteros. A pesar de la sencillez del trazado, el cual invitaba a que alguien se escapara en la punta, la disputa fue entretenida con constantes cambios de posiciones en cualquier puesto.

Cuando se acercaba el final y la línea de meta estaba al alcance de la mano, sucedió lo inesperado aunque no imposible. Para el campeón, que no pudo establecer una ventaja en tiros, era cruzar la línea que sentenciaba la competencia y alzar los brazos al cielo en señal de triunfo. Las ambiciones de victoria de Mossato y Traverso, a la espera del milagro, iban a sepultarse en los festejos del campeón.
La regla de las competencias es que cualquier piloto que cruce la meta, no cometa una infracción antes o después de transponer la misma. Mastrella hizo su tiro y al cruzar la meta, muerde el borde del puente, volcando el auto y arruinando una labor sin manchas hasta ese momento. Ni lerdos ni perezosos, el estafador y el genio cumplieron en su turno y ocuparon los dos primeros escalones del podio. También Adrián aprovecho su tiro para dejar huérfano de estrado el campeón. Tan confuso quedó que el siguiente lanzamiento fue fallido y permitió que Chugo, Eduardo y Marcelo Lauria lo dejaran en un lejano séptimo puesto, poca recompensa para el empeño puesto durante toda la jornada.

El octavo puesto fue para el reincorporado luego de su lesión, Rulo, en su mejor performance desde que se incorporó a la Asociación. Cerraron el primer decenio Walter Doria, que fue de mayor a menor y “Flavio Mendoza”, que hubiera hecho sonrojar al “Alemán” con su forma delicada de hacer los tiros.
Llegamos a la mitad de Campeonato y hay tres postulantes a llevárselo que se destacan sobre el resto. El viejo estafador le sacó once puntos al campeón vigente, mientras que Chugo esta en un expectante tercer puesto a diecisiete. Hugo, con su mal paso, tiene que descontar treinta y seis, lo cual parece mucho.
En un mes, la F1 APAMACO será la encargada de dar un paso más en la batalla ¿aparecerá la suerte del campeón otra vez o el campeón sin suerte tendrá su redención? ¡qué difícil pregunta!

 Fotos: Gentileza de Carlos "Rulo" Garcia y Carlos A. Garcia

MANOCONTROL PARA TODOS 

(Producción y comentarios por Hugo Cella)